Hay en Rumanía un poema muy conocido, «Luceafarul», que cuenta una historia de amor muy especial, una historia relacionada con la estrella más grande que hay en el Universo. Y el cuento que os voy a contar está inspirado en esa leyenda.
La historia de Luceafarul
Luceafarul, el Lucero, era uno de los dioses que habitaban el Universo. Era una estrella, la estrella más alta y que se puede apreciar con más claridad desde los campos y las tierras rumanas.
Cada noche, al caer el sol, Catalina, una muchacha de alto linaje, sale a su ventana a contemplar el sorprendente resplandor de esta estrella. Puede pasar horas enteras mirando hacia lo alto del cielo porque siente que su corazón es prisionero de esa estrella. Y así pasan los meses y los días hasta que Catalina descubre el secreto de su atracción por la estrella: se ha enamorado de un dios, el dios del Lucero del cielo.
Y ocurre que el amor de Catalina está siendo correspondido. Luceafarul también se ha enamorado perdidamente de ella y pronto empieza a sentir que su lugar en el Universo ya no está entre las estrellas. Y cuando Catalina le pide que renuncie a su condición de ser inmortal para poder estar siempre juntos, Luceafarul no lo duda un momento y se va a hablar directamente con Dios.
Mientras Luceafarul habla con Dios, en la Tierra, Catalín, un joven mortal consigue que Catalina se olvide por un momento de su amado.
Y así mientras Luceafarul le pide a Dios que le conceda la mortalidad aunque sólo sea por una hora de amor con Catalina, esta ha caído en las redes de Catalín.
Cuando Luceafarul regresa a la Tierra a reunirse con su amada, ve que Catalín está abrazando a Catalina, y decepcionado y triste, decide refugiarse para siempre en lo alto del cielo. De nada sirve que Catalina lo vea en ese momento y le pida que vuelva. Luceafarul ha tomado ya una decisión y entiende que su lugar no está en la Tierra sino allá en lo más alto del cielo. Entonces emprende, ya solo y sin Catalina, el camino hacia su propio destino.
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